San Francisco de Asís recibe la estigmatización de un Cristo Serafín, Fray León lo acompaña. Las proporciones escultóricas y el paisaje son tan primitivos que parecen infantiles. Está enmarcada la escena por un arco bilobulado sostenido por dos baquetones góticos. Un carnoso marco vegetal al que le falta el espacio inferior, guarda esta representación.