Esta pequeña capilla ostenta en la sencillez de su fachada algunos elementos de clara influencia barroca que permiten ubicar la construcción este inmueble en el siglo XVIII.
La puerta tiene un arco de medio punto enmarcada entre dos pilastras estriadas. Las pilastras sostienen el entablamento y dos remates, modelados en argamasa a manera de pinaculos. Por encima del entablemento hay un óculo de perfil mixtilineo con puntas, muy propio del barroco mexicano.
En el perfil de la fachada irrumpen dos pequeños roleos. El remate superior del muro de la sacristía ostenta arcos invertidos.
Entre el arco del acceso y el entablamento hay dos elementos iconograficos modelados en argamasa que confirman la advocación original de esta capilla: la lanza con la traspasaron el costado de Cristo ya muerto y la escalera usada para el descendimiento.
El atrio está cubierto y protegido naturalmente con grandes piedras que recuerdan también la cumbre del verdadero monte Calvario en su desnudez y adustez.
Antiguamente a las afueras de algunas poblaciones, en lugares elevados, se construian capillas dedicadas al Calvario y a ellas se iba en procesión en la Semana Santa. La procesión salia desde el templo principal y concluia en este tipo de capillas donde se escenificaba el drama de la Pasión.
