Este templo de San Francisco de Uruapan fue levantado en el Siglo XVIII y reemplazó al original del Siglo XVI pero cambió el emplazamiento. A lo largo del tiempo ha sufrido muchas modificaciones. Quizás la más impactante sea el cambio del interior que ha quedado desnudo de imágenes pues éstas se han concentrado en las criptas. Además y como un hecho fuera de serie, el tambor de la cúpula se ornamentó con vitrales donde se reproducen los retratos de papas y obispos, pero también de los curas párrocos de la iglesia.