A iniciativa de doña Jerónima de Gamboa se fundó en 1626 el segundo monasterio de monjas dominicas de la ciudad bajo el patrocinio de Santa Inés de Montepulciano. Las primeras monjas salieron del monasterio de Santa Catalina; se consagró el templo en 1667. Las monjas establecieron en un lote su monasterio que continúas hasta nuestros días; sobre el templo estuvo administrado por el clero diocesano, hasta que en mayo de 2008 regresó el templo al cuidado y administración de las monjas dominicas del monasterio de Santa Inés, siendo el primer caso en Puebla que ocurre esto.