La imagen está vestida de blanco y azul y lleva la cabeza cubierta. Las manos adelantadas y abiertas hacia el frente del cuerpo quizás podrían hacer pensar que se trata de una representación de la Virgen de Fátima, en el momento en que extendió sus manos, de las cuales salía luz, mientras decía: Yo soy la Inmaculada Concepción. Esto tratando de encontrar una explicación que justifique la existencia de tantas imágenes de la misma advocación en una misma iglesia.