En el remate del retablo está esta bonita imagen de la Inmaculada Concepción, con un movimiento tan marcado, hasta podría decirse que sinuoso. El manto vuela con fuerza hacia un costado mientras la cabeza se inclina con dulzura. Imagen del siglo XIX de pequeñas dimensiones, pensada para una devoción privada y no para un retablo, donde se pierde.