Escultura de bulto que representa a la Virgen María sobre una peana de querubines. La figura inclina la cabeza y dirige su mirada al cielo, como aparece en muchas representaciones de la Asunción. Las manos se colocan en el lateral derecho en oración y hacen contrapeso con los pliegues que por el lateral izquierdo ganan mayor volumen. La Virgen de talla armoniosa y gran movimiento, viste una túnica de fondo claro con decoraciones en dorado y botonadura en el pecho, sobre ella, un manto con ribete dorado y gran trabajo de policromía. Parece haberse restaurado recientemente. Los ángeles uno a cada lado de pie y otro en el centro arrodillado y mirando al frente le dan personalidad a la pieza.
El modelo de las manos hacia un lado juntas, la mirada hacia arriba, puede localizarse en numerosas pinturas y estampas europeas.
Imagen del retablo mayor, en el nicho central superior. Actualmente en la sacristía por restauración. La intervención es llevada a cabo por el INAH del Estado de México.
La Inmaculada es aquella que fue concebida antes que Adán y Eva, en el pensamiento de Dios en la eternidad. Por esa razón se la representa muy joven. Ella desciende del cielo a la tierra para redimir la falta de Eva. De esa manera se opone a la Virgen de la Asunción que después de su muerte asciende al cielo.
La iconografía se conformó lentamente, será hasta el siglo XVII cuando los artistas adquieren una iconografía más definida. "...aquella en que se le ve suspendida sobre un fondo de nubes, prácticamente sola o acompañada por unos cuantos angelitos, misma a la que ya se han transferido algunos elementos que correspondían a la visión de la Mujer del Apocalipsis descrita por Juan en el capítulo 12 de su libro. "Estar coronada de estrellas, vestida de sol y sobre la luna" Se conoce la colaboración en la construcción de esta iconografía de Juan de Juanes quien la pintó en 1576 pero también se sabe que circuló en grabados del norte de Europa y en libros de horas.
Estas composiciones se comienzan a usar en España en la segunda mitad del siglo XVI y su uso se extendió a Nueva España realizándose hasta bien entrada la siguiente centuria y también durante el siglo XVIII.
