Esta es una de las pocas escenas bíblicas de la infancia de Cristo, pues como se sabe, la mayor parte de los momentos de su vida que corresponden a estos años, dependen de los evangelios apócrifos. Cristo se encuentra en medio de la composición, vestido de gris con un manto azul. Con una de sus manos señala hacia el cielo, hacia lo alto, ademán que acompaña su discurso. Los doctores tienen libros abiertos y señalan hacia las páginas de esos textos. María y José están en el ángulo viendo la escena. La intención es clara: mientras los doctores judíos se remiten a las escrituras, Jesús se remite a la sabiduría del Padre, que comparte.