En la parte central de la composición se puede c ver a Jesús arrodillado frente a Pedro, con un paño blanco ceñido a la cintura, sobre su túnica de color violeta. Su mano derecha sostiene el pie izquierdo de Pedro, mientas que la izquierda hace un ademán de atención,, su mirada igualmente dirigida al Apóstol. Debajo del pie se encuentra un lebrillo metálico color plata. Pedro está de frente a Jesús, viste una túnica azul y un manto ocre, con su mano izquierda se descubre la pierna y con la derecha al frente, mostrando la palma . La escena está rodeada por los Apóstoles en diversas actitudes, unos de pie, en la parte derecha de la obra y sentados, a la izquierda de la misma.
Jesús lava los pies a sus discípulos: San Juan es el único Evangelista que brinda información sobre esta ceremonia (Jn. 13, 1-20) que Jesús cumplió en función de siervo para dar a sus discípulos un ejemplo de humildad. Antiguamente, esta costumbre era practicada por los esclavos o la servidumbre de más baja condición y ello explica la sorpresa de Pedro, su negativa a que el Señor se humillara tanto y la respuesta de Éste aclarándole que, lo comprendería más tarde". Ante una segunda negativa del impulsivo Apóstol, la respuesta fue tajante: "si no te lavo los pies no tienes parte conmigo". Dísele entonces el santo: "Señor, no solo los pies sino hasta las manos y la cabeza. La cabeza representa la intención," dice De la Vorágine, "las manos simbolizan las obras y los pies la diligencia, es decir, el amor" (Op. Cit. P. 94) lo que explica el gesto de tocarse la cabeza que hace el santo en las representaciones medievales. Cristo moderó entonces los impulsos de su discípulo y agregó que, para aquellos que estaban limpios, solo era necesario que le fueran lavados los pies
Observaciones del bien mueble
La obra pertenece a una serie de la autoría de Marimón, pero solo una de ellas lleva la firma.
Presenta deformaciones de soporte por falta de tensión.
