Hay dos formas de representar a la Virgen de los Dolores: una es cuando está a los pies de la cruz, llevándose las manos al pecho y la mirada angustiada hacia el cuerpo muerto de Cristo. La otra obedece a esta iconografía: la Virgen inclina la cabeza y la mirada cae, en un gesto de introspección. En algunos casos puede haber uno o más puñales que se destaca sobre el atuendo completamente negro. Como no se le colocó ningún aditamento, resulta sobria y la cara gana en cierta intensidad dolorosa.