Jesucristo es golpeado por soldados Romanos. Le dice a Dios Padre que los perdone, por no saber lo que hacen. Jesucristo se encuentra atado a una columna, y su espalda está ensangrentada. Sus rodillas están dobladas y a punto de desfallecer. Dos soldados aplican la sentencia, y un soldado a la derecha de la obra observa y dirige la ejecución.
En el fondo de la obra el pueblo observa al igual que Dios Padre en la parte superior de la misma.
Observaciones del bien mueble
Está colocado en el muro poniente del claustro alto del convento de Sn. Francisco.
Presentando deterioros en el cuadro y faltantes del marco.