La escena transcurre en un interior. En el centro de la composición se ve a Cristo semidesnudo, a quien tres sayones están atando a una columna, para poder flagelarlo. Un soldado, en el lateral izquierdo, de espaldas, mira lo que está sucediendo. Los sayones son feos y de piel oscura. Nuevamente la piel de Cristo es blanca y luminosa. Alrededor de la cabeza hay una intensa luminosidad. pero la luz de Cristo termina en él, no la reciben sus torturadores y esto refuerza la idea de que no viene de alguna ventana, del exterior, sino que la genera el propio Cristo.
Observaciones del bien mueble
Firmado en ángulo inferior izquierdo: "Francus Gutierres Sancti Offici Notarius Fecit Anno MDCCXLIX". 0917