En esta pintura de ánimas, se ven desde abajo hacia arriba y de izquierda a derecha, a San Ignacio de Loyola, a San José, la Virgen del Rosario, Santa Teresa de Avila y San Francisco Javier, haciendo la tarea de intermediación para rescatar a las ánimas sufrientes del Purgatorio. Los dos jesuitas están arrodillados, sosteniendo a las almas que estiran los brazos en un gesto inconfundible de auxilio. San Ignacio saca a un tonsurado y San Francisco Javier a una mujer. Siguiendo el esquema tradicional de estas representaciones, se ven cabezas de papas, obispos, reyes, hombre, mujeres que entre las llamas, estiran los brazos y piden salvación. La fuerza de la intermediación de los santos, es el gran mensaje de esta pintura, que se relaciona con el espíritu tridentino que fomentó el culto a los santos en su carácter de intermediadores. Cada uno de los personajes está fuertemente individualizado, y sigue las convenciones iconográficas ya cristalizadas en la Nueva España del siglo XVIII. Esta pintura se incorpora a su catálogo, pues permanecía desconocida hasta el momento.
Observaciones del bien mueble
La pintura está firmada en el ángulo inferior derecho: "Cuentas F." 0955.