La escena representa a la Virgen María con el Niño Jesus, que alarga hacia la figura de San Agustín un cinturón de cuero, mientras que el niño hace lo mismo, alargando un cinturón hacia Santa Mónica. La Virgen esta sentada en su trono de gloria sobre las nubes, mientras que los santos estan en tierra. En esta imagen se reconoce a San Agustín por el báculo y la mitra de obispo, así como por el hábito característico negro. Santa Mónica presenta su toca de viuda y actitud llorosa. Es común representar a estos santos juntos por trartarse de madre e hijo.
Esta aparición, copia de la de la leyenda del apóstol Tomás, se popularizó en España donde una cofradía se constituyó con el nombre de 'Cofradía de los cinturados de San Agustín y Santa Mónica' bajo la protección de Nuestra Señora de la Correa.
El hecho de que la Virgen les acerque un cinturón de cuero, caracteristico del hábito agustino, simboliza la particular intercesión de la Virgen por esta Orden.