La Iglesia está personificada por una mujer ataviada con ornamento pontifical, capa magna, tiara de tres coronas y báculo con cruz de triple travesaño. Con una mano señala un templete, con su materialización. Mira hacia la Virgen María que está sentada sobre nubes acompañada por querubines. La Virgen a su vez mira a Dios Padre, que tiene un brazo con un cetro en la mano, apoyado sobre el globo del mundo.