Este lavamanos, común a toda sacristía, cumple una finalidad ritual, más que de aseo. En su esculpido tenemos una cruz latina con flor cuadripétala con tratamiento gótico. La base de la cruz y el remate del tazón también nos remiten a la decoración usual de esta época. Dos querubines muy occidentales flanquean la cruz, sirviendo de boca llaves.