Al centro de esta imagen se observa al Virgen María con una apariencia muy juvenil, acendiendo en un trono de nubes y angeles. La rodean, en tierra, San José con su vara florida, San Joaquin y Santa Ana. Del pecho de Joaquin y Ana brota una azucena, que se levanta en dirección a la Virgen. En el cielo la rodea la Santisima Trinidad, Dios Padre a la derecha como un anciano con el mundo y su cetro, Dios Hijo o Jesucristo como un niño a la izquierda, sosteniendo una cruz y el Espiritu Santo en forma de paloma sobre la cabeza de la Virgen.
La imagen puede tener cualquiera de los dos nombres señalados porque aparecen los cinco señores o personajes que conforman la familia terrena de Jesús, pero en contra de lo que es más común, el personaje central no es Jesús niño sino la Virgen, y no es una imagen doméstica sino alegorica, que sucede entre el cielo y la tierra.
Es, por el tema, la paleta cromática, la técnica, una pintura plenamente barroca del siglo XVIII.