Como remate del retablo de "San Miguel Arcángel" y al mismo tiempo como punto final hacia lo sagrado, esta pieza de madera tallada representa al "Padre Eterno". Quien en actitud bondadosa levanta ambos brazos en calidad de protección para todos sus hijos. Es típico en la lectura de los retablos encontrar al "Padre Eterno" como culminación en estos, ya que después de el no hay nadie, siendo el mismo el Alpha y el Omega, el principio y el fin de todo.