En la antigua huerta del convento existe una pequeña capilla con portada barroca formada por un arco de medio punto sobriamente moldurado, rodeado por hojas de acanto y con un rostro de ángel en la clave; el arco se desplanta de jambas lisas con impostas decoradas con dentellones y elementos vegetales, y está flanqueado por un par de pilastras con estrías onduladas y capitel tipo compuesto, sobre las que corre un entablamento cuyo friso se ensancha para alojar una ventana rectangular y dos leones rampantes. El conjunto se remata con un nicho profusamente ornamentado que está flanqueado por un par de jarrones con ricas formas vegetales; en el nicho se aloja una escultura en alto-relieve de San Francisco de Asís.