María y José fueron a llevar al niño al templo, pues al mismo tiempo que la madre se purificada después de la cuarentena, debía entregar al niño al sacerdote. Por ser el primogénito, debía pagar una cantidad de rescate, que por ser los padres muy humildes, se convirtió en unas tórtolas que José lleva en una canasta en una mano, mientras que con la otra sostiene la vara florida. El sacerdote sostiene al niño con ambas manos. El conjunto es de mediana calidad, en un tono muy menor.