Imagen principal
Clave del bien mueble
MX-SC-DGSMPC-BM-000407-000000-004
Número de Cédula
04
Tipo de objeto (texto)
Puerta
Nombre o título del objeto
Puerta
Estudio Monográfico
Nombre del Inmueble
La Inmaculada Concepción
Autor
Anónimo
Época
s. XVII
Siglo de creación
Descripción del bien mueble
Puerta de acceso compuesta de dos hojas, las cuales en la parte exterior muestran clavos decorativos y dos aldabas. La cara que da al interior del templo presenta entablamentos ricamente tallados con motivos fitomorfos; de lado izquierdo vista al espectador, se observa un relieve tallado de San Cristóbal cargando al Niño Jesús en los hombros el cual tiene una aureola, levanta la mano derecha en actitud de bendecir y en la mano izquierda tiene una esfera que simboliza la Tierra; de lado derecho se observa otra figura que posiblemente se trata de San Miguel Arcángel que lleva cabello largo, sostiene una espada flamígera y un escudo. San Cristóbal fue un mártir de Licia, probablemente en la persecución de Decio en el año 250. Se le representa como un gigante de origen cananeo. La leyenda cuenta que su nombre era Réprobo y que se había propuesto servir sólo al señor más poderoso de la Tierra. Emprendió un viaje y llegó hasta el palacio de un gran rey. Durante un banquete Réprobo vio cómo el rey se santiguaba, y éste le dijo que la señal de la cruz lo defendía contra Satanás, al cual el rey tenía miedo. Entonces Réprobo partió hacia tierras salvajes en busca de Satanás. En una noche de tormenta le salieron al encuentro doce osados caballeros en sus monturas, entre ellos uno montado en un corcel negro, con armadura negra. Éste le dijo: yo soy aquél a quien buscas. Y Réprobo entró a su servicio. En una ocasión iban por un camino en el que se encontraba una cruz. Entonces Satanás emprendió la huída con su hueste. Réprobo preguntó el por qué de la huída, y Satanás contestó: Hubo una vez un tal Cristo, a quien clavaron en la cruz. Siempre que lo veo, el miedo se apodera de mí. Entonces tú no eres el más poderoso, le contestó Réprobo, iré en busca de este Cristo. En vano anduvo por los caminos durante mucho tiempo, hasta que un día encontró a un ermitaño junto a un río. Éste le reveló que el rey a quien buscaba exigía de sus servidores ante todo el ayuno, la oración y las buenas obras. Construye una choza y lleva a los viajeros a la otra orilla, le dijo a Réprobo. Cruzaba el río día y noche con los caminantes a cuestas. Un atardecer oyó que un niño lo llamaba, se levantó, se puso al niño sobre los hombros y lo llevó entre las olas. El agua iba subiendo de nivel y la carga se hacía cada vez más pesada. El portador empezó a sentir miedo y le dijo: niño, pesas tanto como si yo llevara todo el mundo sobre los hombros. Y el niño le dijo: no sólo llevas el mundo sobre tus hombros, sino también a aquél que lo creó. En adelante te llamarás Cristóbal, el portador de Cristo. Un rey pagano lo aprisionó y después de torturarlo le cortó la cabeza. Su figura más conocida lo muestra con el Niño Jesús sobre los hombros, cruzando un río y usando como bastóon un tronco de árbol. Cuando está ambientada en un paisaje, se ve en la orilla una ermita y al ermitao que con su linterna guía los pasos de Cristóbal. Los padres del Concilio de Trento aconsejaron presindir de tal representación. Además de ser el patrón y protector de los viajeros es invocado también contra las tormentas y de la muerte repentina. Era muy común verlo en todas las puertas de las ciudades, era creencia común que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante aquel día. . La Iglesia le da el más alto lugar entre los arcángeles a San Miguel y le llama Príncipe de los espíritus celestiales así como jefe o cabeza de la milicia celestial. Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento. Es representado en el arte como el ángel guerrero, conquistador de Lucifer, poniendo su talón sobre su cabeza, amenazándole con su espada, traspasándolo con su lanza, o presto para encadenarle para siempre en el abismo del infierno. La Iglesia lo venera como el ángel que derrotó a Satanás y lo echó junto con sus seguidores del cielo. "En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo" (Daniel: 12,1). "Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con la Serpiente. También la Serpiente y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Fue arrojada la gran Serpiente, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojada a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con ella" (Apocalipsis: 12,7-9). Desde que el cristianismo efectúa sus ritos libremente, la correlación litúrgica que se crea entre el altar y los feligreses es la más importante y se logra por medios arquitectónicos como arcos del triunfo, escalones, baldaquinos, etc., le sigue en importancia según describe la Maestra Elisa Vargas Lugo, la parte que indica la separación entre el dentro y el fuera del edificio y de la religión, correspondiente a la o las puertas de entrada. La puerta de la iglesia debe contar con una serie de elementos formales que indiquen su importancia y responde además a los estilos de la época.
Observaciones del bien mueble
Sin Información
Materiales constitutivos
Madera
Técnica de manufactura
Tallada, Ensamblada
Alto 1
5.5
Ancho 1
2.75
Profundidad 1
0