Sin lugar a dudas, el púlpito es la obra más importante que se conserva en este conjunto conventual. Es una extraordinaria pieza del siglo XVIII, que se conserva casi intacta. Como el uso de los púlpitos cayó en desuso después de las reformas de la liturgia, en muchas iglesias fueron quitados de su emplazamiento y así se perdieron obras muy valiosas. El púlpito tiene un antepecho formado por seis paños. En cada uno de ellos sobre una superficie lisa, se despliegan diversas formas ornamentales que se destacan del fondo rojo por estar doradas con hoja de calidad. En el medio de cada paño, hay un óvalo con una pintura sobre tabla, representando a "doctores de la Iglesia". En el tornavoz, por la cara interna se ve a la paloma del Espíritu Santo, inspiración para el sacerdote; y por la cara externa remata la escultura de la Fe.