Aunque este retablo responde al plan estructural y ornamental del conjunto de la nave, en este caso un gran óleo domina la composición. Se trata de la representación de la Virgen María como figura central en el momento de ser coronada. En el brazo izquierdo sostiene a su pequeño hijo en tanto que extiende el derecho en señal de protección; a sus pies se observan ángeles y querubines a los que el pintor dotó de gran movimiento, creando una escena de gran dinamismo.
El gran manto de la Virgen es desplegado a ambos lados por los arcángeles San Miguel y San Gabriel para con dicha acción brindar la protección de la Virgen a santos jesuítas arrodillados bajo el manto, encabezados estos por San Ignacio de Loyola, a la derecha de la Virgen y San Francisco Javier presidiendo el grupo de la izquierda. Detrás de estos santos se presentan otros más de apariencia juvenil. En la parte superior en un rompimiento de gloria, presiden la escena el Padre Eterno y el Espíritu Santo.
Observaciones del bien mueble
Ubicación: Muro derecho del sotocoro del Templo de San Francisco Javier
Materiales constitutivos
tela, pintura, madera, hoja de oro
Técnica de manufactura
Óleo sobre lienzo,madera tallada,ensamblada,estofada y policro
