Retablo Mayor de San Francisco Javier

Descripción del bien mueble

El retablo fue planeado de un sólo cuerpo y un gran remate, separados por una cornisa que se quiebra y se interrumpe por una exhuberante decoración. Sobresale el elaborado copete presidido por el Padre Eterno, que se integra por completo a la pintura mural que adorna la bóveda. Tres entrecalles están marcadas en las dos secciones del conjunto por 6 pilastras estípites, de las cuales se destacan por su mayor altura, las cuatro del cuerpo bajo. La entrecalle central es mas ancha que las laterales.
En las entrecalles se han abierto nichos, de éstos sobresalen los dos de la calle central por su mayor concavidad y elaborada ornamentación, ya que fueron destinados a las imágenes principales: La Purísima Concepción en el remate y San Francisco Javier al centro del retablo. Dos nichos mas, a los lados del central, se abrieron en la parte baja destinados a las imágenes de San Juan Bautista y de San José. Las figuras que acompañan a la virgen en el remate, San Joaquín y Santa Ana, están colocadas sobre las altas peanas que resultan de la elevación del entablamento en esas zonas; por no encontrarse dentro de nichos, estas esculturas parecen suspendidas en el espacio.

La Calle central exhibe en su parte baja la mesa de altar, la cual tiene un frontal de bella talla dorada. Sobre ésta se abre el tabernáculo trabajado a base de pilastrillas pareadas para enmanar El Expositor, que tiene un mecanismo manual que permite dejar al descubierto el lugar mismo de la exhibición, para dejar que una pintura de la virgen de Guadalupe abra el espacio cuando así se requiera.