En esta obra se ilustra la escena en que Cristo después de ser flagelado es coronado de espinas y es objeto de las burlas de los soldados o sayones.
En esta pintura dos soldados le hincan la corona a palos y un tercero le ofrece una caña por cetro.
Es interesante la manera en son representados los sayones; uno de ellos pareciera un indigena con la tilma cruzada sobre el pecho, otro esta vestido a la usanza de los soldados españoles y el tercero viste como suele representarse a los moros en la pintura colonial.