En este sagrario de características formales neoclásicas, se destaca la puerta, ornamentada con la representación de una de las virtudes teologales: la Fe, por medio de la cual se cree en las verdades reveladas por Dios y enseñadas por la Iglesia. Se la ha representado como una mujer que está ataviada con un traje y un manto que está movidos por un viento sobrenatural, en la mano izquierda lleva un cáliz y en la derecha una gran cruz. El conjunto es de buena factura.