La escena representa a Cristo resucitado o glorioso y la Virgen María sentados sobre tronos y nubes, acercandose a San Agustín, caracterizado por su larga barba y tonsura, con atributos de obispo sobre su hábito negro.
La Virgen y Cristo en esta escena, otorgan a San Agustin su leche y su sangre, que se derraman en delgados chorros desde su pecho y la llaga de la mano hasta la boca de San Agustín. Es un tema copiado de las Meditaciones de San Agustín: 'No sé hacia que lado volverme: dudo entre la sangre de Cristo y la leche de la Virgen.'
Simboliza el particular amor y protección que derraman sobre San Agustín o bien, las fuentes de donde mana su doctrina.
Imagen muy usada en la Contrarreforma en los conventos agustinos.
Observaciones del bien mueble
Sin marco. Quedan rastros del mismo sobre la pintura.