Este es otro de los temas que generó la pintura devocional. En estos casos, el anacronismo de la situación planteada -Cristo nació en el siglo I y Francisco de Asís vivió en el siglo XIII- se explica claramente por el afán de los promotores del franciscanismo de hacer participar al fundador, milagrosamente, en hechos fundamentales o abrazando a Cristo en la cruz. San Francisco aparece así integrado a la Sagrada Familia, de la que, de alguna manera, participa. Como ya se ha comentado en otros casos, los valores plásticos de la obra se reemplazan por los valores de índole religiosa. Sin embargo, es casi imposible olvidar cuando ambas intenciones caminaban juntas y la belleza artística se consideraba una forma más -igualmente valiosa- de alabar a Dios.