Esta es otra escena famosa de la iconografía franciscana. Cuando Francisco estaba ciego y muy enfermo unos ángeles bajaron a confortarlo y tocaron música para él. Aquí se ve la pose lánguida y desmayada del santo a quien un ángel sostiene mientras el otro toca un violín. La escena permanece en una penumbra casi completa y eso hace que el cuerpo semidesnudo del ángel se vea más. El tratamiento del color resulta poco hábil.