La pintura muestra a un demacrado religioso con hábito jesuita, con la mano derecha sobre el pecho y la izquierda sosteniendo un libro y un craneo coronado. Se trata de San Francisco de Borja. Este santo fue duque Gandía y Virrey de Cataluña, a la muerte de su mujer ingresó en la Compañía de Jesús. Su decisión de renunciar al mundo fue provocada a la vista del cadáver de la reina Isabel, ante el que se prometió nunca más servir a señor que se pudiera morir, esta es la razón del craneo coronado.