Esta escultura ocupa el lugar mas importante del retablo dedicado precisamente a San Francisco Javier, considerado patrón de la Iglesia, el misionero por excelencia. Viste el santo español el hábito jesuíta y la esclavina que, junto con el guaje que porta, recuerda a los peregrinos. Relacionada su vida con la de San Ignacio de Loyola, este personaje de Navarra fue de los primeros compañeros del fundador de la Compañía, habiéndose dedicado mas tarde a su labor misional en el extremo Oriente. Se nos presenta en su actitud acostumbrada de abrir su pecho con las dos manos para dejar ver su corazón apostólico, ya que su vida fue un constante peregrinar por tierras de infieles, siendo su principal preocupación las Indias Orientales. Murió en Cantón en 1552.
Observaciones del bien mueble
Ubicación: Calle central a la altura de la cornisa del primer cuerpo del retablo de San Francisco Javier
Materiales constitutivos
madera, pintura, hoja de oro
Técnica de manufactura
Madera tallada, ensamblada, estofada y policromada