Las dos representaciones típicas de san Jerónimo lo muestran, uno semidesnudo, como asceta, y la otra como en este caso, como Doctor de la Iglesia y con la púrpura de cardenal, con el libro abierto y la pluma en la mano. Mira hacia arriba y está parado de perfil, como esperando recibir inspiración divina. La pintura está un poco menos deteriorada que las demás pero de todos modos, sería importante una restauración de las cuatro pechinas, que son de un valor artístico indudable.