La escultura de San José es una combinación interesante. La talla es fuerte, de pliegues profundos y movimientos angulosos. En cambio, la combinación de la pintura de flores y el estofado menudo en los bordes del manto, es de una gran fineza. La cabeza del santo tiene un acabado brillante en la cara y el pelo está trabajado en rizos profundos y pronunciados. El niño está desnudo y es bastante pequeño. Las dos observaciones son interesantes porque rompen el esquema establecido en la Nueva España para este tipo de representación. Quizás hay que pensar que estamos ante una escultura guatemalteca.