Juan María Vianney nació en Dardilly, cerca de Lyon, el 8 de mayo de 1786. Hijo de un pastor durante la difícil época de la Revolución Francesa, la escuela fue un difícil trance porque carecía de aptitudes para los estudios. Ya convertido en Cura de la parroquia de Ars, se dedicó a abrir escuelas y asilos, mientras trataba de defenderse de los violentos ataques del demonio. Durante la vida del santo Ars se convirtió en un sitio de peregrinación, para recibir los consejos del cura en el confesionario. Pasaba de doce a dieciseis horas diarias confesando: su éxito, según los hagiógrafos, se debía a que podía leer las almas. Obró milagrosas curaciones y sufrió el acoso de la devoción de los fieles de tal manera que quiso retirarse a la Cartuja, pero se lo impidieron. Siguió atendiendo tumultuosas peregrinaciones, hasta su muerte que ocurrió el 3 de agosto de 1859. Pío XI lo canonizó en 1925 y en 1929, lo proclamó principal patrono del clero parroquial, lo que de alguna manera justifica su presencia en esta sacristía. Es conocida la dureza de su cara, pero a ésto hay que sumarle la dureza del pincel de quien hizo el retrato. El resultado es una obra muy poco interesante, donde vemos a un anciano con expresión que intenta ser bondadosa, y con la estola, su principal atributo teniendo en cuenta su actividad de confesor.
Observaciones del bien mueble
El marco remata en un escudo que tiene en su interior una paloma con las alas desplegadas y en el campo inferior, tres bolitas. El conjunto remata en una tiara pontificia.
