La pintura es de forma triangular y carece de bastidor, ya que se encuentra adherida a una de las pechinas de la cúpula del sagrario. La escena representa al Evangelista San Lucas de cuerpo entero, con una paleta de pintura en la mano izquierda y un caballete frente a él. Con un pincel pinta el retrato de la Vírgen María, cuya imagen aparece entre nubes, en el extremo superior derecho. El Evangelista se encuentra acompañado por el toro, localizado en la parte inferior.