Está vestido con sotana y sobrepelliz y es joven e imberbe. Esto permite suponer que se trata de san Luis Gonzaga, el joven novicio de los jesuitas que murió en Roma contagiado de la peste al asistir a los enfermos. Desde su canonización en 1726, su cultura fue impulsado por la orden como ejemplo para sus estudiantes. Aunque no lleva la cruz que siempre lo acompaña, la forma en que se levanta la mano derecha, hacia donde se dirige su mirada y la inclinación de la cabeza, permiten suponer que llevaba su atributo.