El arcángel es gigantesco. Sin embargo, extrañamente la figura tiene una cabeza pequeña, coronada por un yelmo. Esto se relaciona con el atavío de guerrero con el que se lo reconoce desde el siglo XIV. Las alas son enormes y todo el movimiento del cuerpo es extraño. Desde la cintura hacia arriba y hacia abajo se quiebran unas líneas curvas. Las telas en cambio, se pliegan en múltiples ángulos. Si estuvieran en buen estado de conservación seguramente podría estudiarse el brillo de las telas, que tienen un efecto llamativo a pesar del deterioro.
Observaciones del bien mueble
En el lateral inferior izquierdo lleva la inscripción: MICAEL QUIS UT DEUS. 0956.