Visiblemente deteriorado en lo que respecta a su brazo izquierdo y a su vestimenta, parte de la cual ha perdido el estofado y la policromía, la escultura conserva el color y la textura de una piel suave y sonrosada. De labios pequeños y con ojos de vidrio que atraen la mirada del observador, el arcángel conserva algo del movimiento que originalmente tuvo al sostener algún instrumento con sus manos, como la espada, atributo por excelencia de san Miguel, príncipe guerrero comandante de las fuerzas celestiales. Fuera de la inscripción que aparece en la base de madera, no hay ningún atributo reconocible.