En medio de un rompimiento de gloria se retrata a San Miguel arcángel. La figura alada lleva cabello rubio y suelto, cayendo sobre sus hombros; con la mano izquierda sostiene la balanza, que de acuerdo con su iconografía, simboliza su papel como juez de las almas en el Juicio Final. Con la mano derecha blande la espada, atributo asociado a él como capitán de los ejércitos celestiales o príncipe de las milicias. Va ataviado con túnica azul, manto rojo y yelmo de guerrero.