Se trata de una imagen en la que se observa la batalla que libra San Miguel arcángel frente a Satanás. El ser angélico se encuentra representado en la parte superior del lienzo; va ataviado con indumentaria en azul y rojo con los paños al aire, en clara referencia del movimiento que lleva (corre de derecha a izquierda, con los brazos echados hacia el frente). Sus alas van extendidas y porta la espada flamígera en lo alto. Miguel, joven rubio, se encuentra vencedor sobre el demonio. El ser demoníaco tiene apariencia antropomorfa, cuernos, alas y una larga cola que se enreda entre sus piernas; con gesto feroz va cayendo de bruces desde el cielo. La batalla parece librarse en un espacio terrenal, dado el escenario con árboles, vegetación y un lago o mar al fondo; pero ambos parecen surgir del rompimiento de gloria que se mira en lo alto, entre colores contrastantes.
Observaciones del bien mueble
Al igual que el resto de las pinturas del retablo principal, se reutilizó el lienzo (probablemente de la imagen original) para la factura de esta nueva pintura, ocultando cualquier vestigio de la pintura original.
