Santa Ana se ha representado como una anciana, tal como cuenta su historia, y lleva en su mano a la Virgen María. La escena es extraña pues se evidencia que la mano no tiene la postura propia para sostener a un niño. Aunque la calidad general de la escultura puede permitir suponer la realización de un imaginero no muy diestro. El manto que cubre a Santa Ana está hecho con tela encolada y pintada.
Observaciones del bien mueble
La imagen está evidentemente repintada tanto en su cara como en su vestuario.