Pintura que representa a una mujer, de pie, con la mirada hacia arriba. Viste túnica y manto café, con el reverso verde; cubre su cabeza hombros y pecho con un velo blanco. Su mano derecha sujeta dicho velo a la altura del pecho.
SANTA ANA es la madre de la VIRGEN MARIA, la que a su vez es la madre de Jesús: Madre terrenal del Dios Viviente. Símbolo eterno de femenina pureza. Es la madre espiritual de la humanidad redimida. En el Nuevo Testamento, la Virgen se asemeja a la Sulamita del Antiguo Testamento, ya que se la compara con la Luna, con un espejo, un jardín cerrado, una fuente.
Su color simbólico es el azul celeste.
PEREZ, R, J.A. Diccionario de Símbolos y Mitos, 1971, p.p. 419.