Es posible que la imagen de Santa Ana, así como la de San Joaquín, daten de finales del siglo pasado. En la imagen se representó a una mujer anciana, como se intentó demostrar con las profundas arrugas que corren por su rostro. Está vestida con una túnica larga con manto y lleva la cabeza cubierta. Como muchas imágenes del siglo pasado que se han encontrado en distintas iglesias de Guadalajara, es llamativa la calidad del tratamiento de mantos y túnicas. No así la talla o la policromía de los rostros que no superan los límites de las convenciones más simples y que a veces están tan repintados que degradan los rostros de los santos representados.
Observaciones del bien mueble
Cabeza y manos de madera, cuerpo de tela y ojos de vidrio.