Santa Mónica

Descripción del bien mueble

Pintura al òleo. En el centro del cuadro aparece la imagen de Santa Mónica vestida con un hábito negro en posición orante; lleva a cabeza inclinada a la derecha y ligeramente hacia adelante, las manos las tiene colocadas sobre su pecho y sostiene entre ellas un crucifijo; a su izquierda se advierte una mesa cubierta con un mantel blanco y sobre ella un libro abierto. Es un cuadro barroco aunque la postura de Santa Mónica es algo idealizada, pues en conjunto la escena da una impresión más bien realista.
La mayor parte de las noticias sobre Santa Mónica son conocidas gracias a las Confesiones de San Agustín, tal y como la describe su hijo, Mónica fue una madre cristiana y ejemplar que sufrió a causa de su marido Patricio, de comportamiento disoluto y violento, y de su suegra, que vivía con ellos; con paciencia y dedicación Mónica logró que su esposo se bautizara. Otra de sus preocupaciones era su hijo Agustín, quien, al contrario de sus otros dos hermanos, Navigio y Perpetua, le causó mucha inquietud, puesto que a pesar de prepararse para el bautismo durante mucho tiempo llevó una vida contraria al comportamiento del catecúmeno; tanto era así que su madre estuvo a punto de desistir, pensó que quizá aún no había llegado la hora de su conversión. Cuando Agustín se fugó, primero a Roma y después a Milán, Mónica siguió y estuvo presente en la conversión de su hijo, que ocurrió gracias a su encuentro con San Ambrosio, obispo de Milán. De regreso en Tagaste, tras el bautizo de su hijo, Mónica murió en Ostia, antes de embarcarse para África, en el año 397.
Se la representa con el hábito negro de las monjas agustinas; entre sus atributos están el libro y el crucifijo. Ejerce su patronazgo sobre las mujeres y las madres, popularmente es considerada propiciatoria de los partos. Su fiesta es el 27 de agosto.