Imagen principal
Clave del bien mueble
MX-SC-DGSMPC-BM-000403-000007-000
Número de Cédula
7
Tipo de objeto (texto)
Escultura
Tipo de objeto
Nombre o título del objeto
Santa Rita de Casia
Estudio Monográfico
Nombre del Inmueble
San Agustín
Autor
Anónimo
Época
s. XIX
Siglo de creación
Descripción del bien mueble
Escultura que representa a una mujer joven vestida de monja con el hábito negro de la orden de San Agustín. Tiene las mejillas y labios rojos y la mirada hacia abajo, en la cual observamos que tiene ojos de vidrio y pestañas naturales; en su frente se observa una herida que representa el estigma que la causó una espina de la corona de Cristo, símbolo iconográfico que la identifica como Santa Rita de Casia. En las mejillas se observan aplicaciones de vidrio que asemejan lágrimas. Con la mano izquierda sostiene un crucifijo. En la mano derecha no porta ningún atributo. Santa Rita nació en Roccaporena (Casia) hacia 1380. Fue hija única. En su juventud pensó hacerse religiosa. Ante la insistencia de sus padres se casó a los catorce años con un joven bien dispuesto, pero de carácter áspero. Después del matrimonio, su esposo demostró ser bebedor, mujeriego y abusador. Rita le fue fiel durante toda su vida de casada. Encontró su fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y silencio. Tuvieron dos gemelos, los cuales sacaron el temperamento del padre. Habían pasado unos dieciocho años de matrimonio, cuando su marido fue asesinado. Rita no sólo perdonó a los asesinos, sino que expuso al Señor sus deseos: Prefería ver muertos a sus dos hijos que verles vengar la muerte de su padre. En efecto, murieron poco después de una enfermedad fatal. En plena soledad de vida familiar, Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero ellas no aceptaban mujeres que hubiesen estado casadas. Cuenta entonces la leyenda que una noche, mientras Rita dormía profundamente, oyó que la llamaban ¡Rita, Rita, Rita! esto ocurrió tres veces, a la tercera vez Rita abrió la puerta y allí estaban San Agustín, San Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista del cual ella había sido devota desde muy niña. Ellos le pidieron que los siguieran. Después de correr por las calles de Roccaporena, en el pico del Scoglio, donde Rita siempre iba a orar sintió que la subían en el aire y la empujaban suavemente hacia Casia. Se encontró arriba del Monasterio de Santa María Magdalena en Casia. Entonces cayó en éxtasis. Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio, ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada. Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de consagración a Dios. Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario recibió las estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de los santos que han recibido este don este don exuden una fragancia celestial. Las llagas de Santa Rita, sin embargo exudaban un olor a podrido, por lo que debía alejarse de la gente. Cuando estaba en el lecho de muerte, le pidió al Señor que le diera una señal para saber que sus hijos estaban en el cielo. A mediados de invierno recibió una rosa del jardín cerca de su casa en Roccaporena. Pidió una segunda señal. Esta vez recibió un higo del jardín de su casa en Roccaporena, al final del invierno. Murió en la noche del sábado 22 de mayo 1457. La herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja como un rubí, la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento, pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. Permaneció allí y la fragancia nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal y ha estado expuesta para veneración de los fieles desde entonces. Multitudes todavía acuden en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que permanece incorrupto. León XIII la canonizó en 1900. Se le representa con el hábito negro de la orden Agustina y lleva clavada en la frente una de las espinas de la corona de Cristo mientras medita ante un crucifijo. También puede llevar rosas o frutas; sus hijos la acompañan en ocasiones; en la escena de su nacimiento, hay un enjambre de abejas en torno a la cuna.
Observaciones del bien mueble
Sin Información
Materiales constitutivos
Madera, Pintura
Técnica de manufactura
Tallada, Policromada
Alto 1
1.65
Ancho 1
0.5
Profundidad 1
0.5