En una gran caja de madera y vidrio, se encuentra esta imagen de un Cristo muerto. Solamente se ven pequeñas partes de un brazo y la cabeza. Esta muestra una cara de rasgos finos, la boca entreabierta, con los dientes tallados y los ojos sin vidrio ni pestañas, permite sospechar que estamos ante una escultura del siglo XVI. El acabado del encarnado es mate y unido a las demás observaciones, anteriores a los esfuerzos naturalistas del barroco, apoyan esta hipótesis de fechamiento.