Podría ser cualquier santo jesuita, por el hábito, pero la falta de atributos hace imposible la identificación. La cabeza y las manos, que son las partes visibles de esta imagen, son de buena talla. La cabeza se inclina para dar el efecto de una mirada suplicante elevada hacia el cielo. Las manos, muy abiertas, con los dedos separados, se cruzan sobre el pecho. Sin embargo, no le doy mucha importancia al gesto, pues puede ser una figura articulada a la que se le impuso este movimiento. De cualquier modo es interesante y no desmerece de sus compañeros en el retablo.