El apóstol Tomás lleva como los demás apóstoles, el libro. En este caso lo sostiene abierto con la mano izquierda, recordando la leyenda de su vida según la cual predicó en la India. Con la mano derecha sostiene una lanza, que es su atributo caracteristico, en recuerdo de su supuesto martirio. La cara es interesante: el imaginero se esforzó por marcar profundamente las líneas del rostro, los pómulos salientes, los ojos grandes y muy abiertos y la barba muy rizada. Las manos son grandes y fuertes y sin duda, dentro del panorama de la iglesia y de la cañada, una de las mejores esculturas que se ha visto.