Estas vírgenes amponas, como se les ha denominado, por la ampulosidad de su ropaje en triángulo, se difundieron a partir del siglo XVI, por la facilidad de trasladar las pequeñas esculturas para vestir. Sus principales propagadores fueron los franciscanos, que las ubicaron en los hospitales, bajo la advocación de la Inmaculada. Esta pintura por lo recargado del oro, y el barroquismo a ultranza, manifiesta influencia peruana. Obsérvese las mangas.