Esta costumbre de indicar que la imagen guadalupana era copia exacta, que luego se perdió, era comun especialmente en el siglo XVIII. Es cierto que el impacto que causó la revisión que hicieron varios pintores de la imagen, fue enorme. Alcíbar no estuvo en esa revisión que encabezó Cabrera en 1751, pero al año siguiente, en 1752, ayudó a este pintor a sacar tres copias de la imagen, una que se llevó al Papa Benedicto XIV, otra que se entregó al arzobispo Rubio y Salinas y una tercera que conservaba el mismo Cabrera. Esto le permitió seguramente repetir la imagen fielmente.
Observaciones del bien mueble
Inscripción y firma en el margen inferior: "Verdaderamente copiada y arreglada a las medidas, numero de rayos y estrellas de su soberano original. Josephus Alzibar Pincit Anno Domini 770".